

¿Sabías que el nombre de septiembre se debe a que este era el séptimo mes del calendario romano? En el hemisferio norte, marca el inicio del año escolar y el comienzo de una nueva temporada. Como es un buen momento para los inicios, aquí tienes mi nueva newsletter, en la que te comparto una sencilla pauta que a mí me ayuda a sentirme bien y que te llevará tan solo 1 minuto.
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Cuando estamos preocupados o tensos, nuestra cabeza puede ir a mil por hora y jugarnos malas pasadas. Entramos en estados de ánimo que no nos ayudan en nuestro día a día. No nos decimos nada agradable a nosotros mismos y nuestra comunicación con los demás empeora.
Volver al cuerpo
Prueba a poner la atención en tu cuerpo. Una buena forma es observar tu respiración sin pretender cambiar nada. Date cuenta de sus matices: si es más superficial o profunda, en qué parte del cuerpo la notas más, si es audible o silenciosa, larga o corta, si la inhalación se parece a la exhalación o son distintas… Prestar atención a la respiración nos da unas vacaciones mentales necesarias.
Puedes hacer esto durante un minuto o varios. Es genial si lo haces varias veces a lo largo del día. Puedes hacerlo cuando estás haciendo cola en una tienda, esperando una respuesta de alguien o mientras haces otras actividades. Te darás cuenta de que no solo no te las impide, sino que las facilita.
Observa cómo te encuentras después de permitirte esa pausa mental. Si las primeras veces no sientes nada especial, persevera. A veces los cambios, aunque importantes, son sutiles. Se producen, pero nos cuesta darnos cuenta.
Puede pasar, sobre todo al principio, que de forma inconsciente te olvides de la respiración y vuelvas al pensamiento. Devuelve tu atención a la respiración con suavidad las veces que sea necesario. Es como volver a casa. Puedes ir a muchos sitios, pero siempre sabes cómo volver. Eso es lo importante.
Si observar tu respiración te incomoda, también puedes probar a poner tu atención en las plantas de tus pies.
Siente cómo es el contacto de tu pie con el calzado y con el suelo, en qué pie y parte del pie sientes más peso, en cuál menos, dónde hay tensión y dónde relajación -recuerda, sin pretender cambiar nada-, si notas tus pies fríos o son cálidos… Observa todos los detalles. Esta es una buena pauta que podemos utilizar sentados o de pie, pero también cuando estamos caminando.
¿Cuáles son los beneficios?
- Cuando volvemos al cuerpo dejamos descansar nuestra mente y estamos abiertos a que entren pensamientos útiles que nos ayudan en nuestra vida diaria.
- Reducimos la tensión , ya que muchas veces nuestra carga es mental y se traduce en molestias físicas.
- Accedemos a un mayor equilibrio y paz interior, tan necesarios para manejarnos en la vida y especialmente en momentos de incertidumbre.
¡Espero que te guste y lo pruebes!