

Seguro que alguna vez te has llevado una reprimenda o mirada de censura por bostezar en público. En sociedad, consideramos el bostezo como un gesto de mala educación que revela desinterés.
¿Sabías que, en realidad, bostezar facilita la concentración, mejora la memoria y reduce la ansiedad? El bostezo es, además, una poderosa herramienta neurológica y comunicativa, que nos ayuda a aumentar la sensibilización social, la compasión y la comunicación efectiva con los demás.
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El bostezo, ¿sueño, hambre o picardía grande?
El bostezo es una función fisológica que, según las últimas investigaciones, utiliza nuestro cerebro para reducir la temperatura y refrigerar el cerebro.
¿Y para qué “enfriamos” el cerebro? Una cabeza “caliente” conduce a reacciones lentas y empeora la memoria. Bostezar nos permite estar más concentrados y responder mejor a la situación.
La exposición a la luz también nos hace bostezar. Bostezamos por las mañanas en el proceso de despertar. Cuando estamos aburridos bostezamos para alejar la somnolencia y mantener nuestra atención enfocada. Bostezar nos ayuda a mantenernos despiertos.
¿Cuáles son sus beneficios para la salud?
El doctor Andrew Newburg, de la Universidad de Pennsylvania, considera que el bostezo es uno de los secretos mejor guardados de la neurociencia.
Bostezar activa el precuneus, una diminuta zona del cerebro que parece desempeñar un papel esencial en la conciencia, la autorreflexión y la recuperación de la memoria. El precuneus también se activa con la respiración yóguica y es una de las áreas más afectadas por las enfermedades relacionadas con la edad y los problemas de déficit de atención, así que… ¡bosteza a gusto y dale más años de salud a tu cerebro!
El precuneus se asocia al sistema de neuronas espejo, las responsables de que la risa y las emociones sean tan contagiosas, así que bostezar también puede contribuir, según el doctor Newburg, a generar una mayor conciencia social y empatía.
¿Cómo mejora nuestra comunicación?
Bostezar relaja nuestra mandíbula, cuello, laringe y cuerdas vocales. La garganta se expande, dejando salir la voz sin esfuerzo. Además, abre nuestras Trompas de Eustaquio facilitando la escucha.
Es un ejercicio perfecto antes de cantar y de hablar. Relaja el diafragma, el músculo que nos ayuda a respirar. Bostezar elimina la sobrecarga muscular y da años de vida a tu voz, como bien saben las personas que se dedican a la música. Y además facilita un estado de atención relajada.
¿Cuántas veces bostezar?
Bosteza tantas veces al día como quieras o necesites: para despertarte, mantener la atención, cuando tengas un problema que resolver, antes de una conversación importante o después de una situación estresante, mientras meditas…
Puedes comenzar fingiendo bostezos seis o siete veces, hasta que llegue el bostezo natural. Si llegas a diez, puede que empieces lagrimear o tu nariz gotee, pero también te sentirás increíblemente despierto, relajado y alerta.
Si puedes, aprovecha para suspirar sonoramente al final e intensificarás los beneficios, aunque de los suspiros hablaremos otro día.